Decía en mi último post que: “Las empresas, si se desea que crezcan y sobrevivan por si solas, deben tener no sólo un propósito u objetivo, sino también valores, tecnología y procesos; pero, sobre todo, estructura y vida propia, independiente de la familia a la que pertenece”. Y que quede claro que hablo de empresa, no de negocio (que pudiera ser, simplemente, de autoempleo).
Así que los primeros pasos en la ruta de la institucionalización de las empresas; es decir, de dotarlas de la capacidad de seguir funcionando bien sin la presencia constante de su director, consisten en que éste (generalmente su fundador) empiece por poner por escrito para qué fundó su empresa (su Misión), cómo deben hacerse las cosas (Manuales de procedimientos) y con quiénes: su estructura (Organigrama).
De otra manera, sus colaboradores y el sucesor tendían que adivinar o interpretar las intenciones que tenía su fundador, el cual se las habría llevado a la tumba, y lo menos sería tener que empezar de nuevo, porque lo peor y más común que suceda es que la empresa también termine alcanzando pronto a quien la concibió.
Si no se tiene claro que la misión es lo que le da la razón de ser a la empresa, se puede caer en el error casi universal de copiar las misiones de las demás empresas, por lo que terminan todas teniendo la misma misión. Haga el ejercicio el lector y encontrará la confirmación de lo que señalo.
Para que la misión se claramente comprendida por todos debe ser breve, que no requiera de traductores e inspiradora, para que motive a la acción.
Si, para ejemplificar, les mostrara la misión que reza: “Ofrecer entretenimiento de calidad para personas de todo el mundo”, estoy casi seguro de que pensarán en Disney, y no estarán equivocados; y si les mostrara la que dice: “La misión de Google es organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil” ¿les parece que corresponde a su razón de ser y es congruente con sus acciones? ¿Y qué les parece "Inspirar y desarrollar los constructores del mañana” de Lego?
El primero que debe tener clara la misión de la empresa es su fundador pero ¿qué hacer cuando no fue así desde su origen? Para eso varias cabezas piensan mejor que una. En esto, como en muchas otras actividades de las empresas, las aportaciones de los integrantes de los equipos deben reconocerse, estimularse y alinearse hacia un punto. De hecho, esto es lo que sucede en las organizaciones que sobreviven.
Pero olvidar su misión puede llevar a ser uno más del montón. La misión de Henry Ford era: “Construir un automóvil para la multitud”. Hoy ya no lo es.