Parece de locos eso de darles la bienvenida a las crisis porque ¿quién, en su sano juicio, lo haría? Todo el mundo ve a las crisis con temor y busca evadirlas, ¿por qué, entonces, darles la bienvenida? La respuesta es: porque siempre hay algo bueno que puede resultar de ellas; en el menor de los casos, aprendizaje.
Por otro lado, las crisis son inevitables porque son inherentes a la vida; solo hay que tener la mente abierta para ver su faceta de oportunidad y una actitud positiva para atreverse a afrontarlas.
En mi caso, en muchas ocasiones he acelerado su desarrollo; particularmente en una —la más importante y trascendente de mi matrimonio— en que encaucé su desenlace con buenos resultados —como lo verás— porque de seguir las cosas como iban, su conclusión habría sido muy distinta y nada deseable para mi esposa y para mí.
Pero no nos anticipemos, habrá tiempo para compartir contigo algunas vivencias y testimonios que te lo ilustren claramente y te inspiren para que, con una mentalidad abierta y la actitud correcta, puedas abordar las crisis y resolverlas a tu favor.
Darles la bienvenida no significa organizarles un festejo como hacían los antiguos a la llegada de la primavera, sino de entender su inevitabilidad.
Las crisis son tan inevitables como la salida o la puesta del sol, y tan inherentes a la vida como el calor del mismo astro. Así que se trata de verlas con naturalidad y no resistirse a su ocurrencia, sino afrontarlas con valentía.
